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El proyecto se encuentra en una zona de expansión de la población, en el límite de la trama urbana con el terreno sin urbanizar, muy cerca del cauce del río Genil. Esta proximidad hace que la planta baja no pueda alojar ningún uso residencial, debiendo quedar para garaje y trastero, lo que obliga a realizar 3 plantas.

Este es el mayor condicionante existente para un proyecto que, desde sus primeros planteamientos, pretende lograr una volumetría clara y sencilla, con la planta baja actuando como zócalo, de modo que la propuesta sea percibida como una pieza lineal compacta apoyada en él, con volúmenes salientes en su fachada principal (este) que crean un ritmo de luces y sombras, recreando imágenes de la arquitectura tradicional del lugar: esta secuencia convertirá a la edificación propuesta casi en una pieza relacionada con el paisaje, “depositada” contra el telón de fondo de la chopera existente.

Por tanto, se ordena la parcela creando un prisma lineal que aloja el programa, retranqueado respecto a la fachada principal, de manera que se genera un amplio espacio de acceso acompañado con un pequeño jardín, y un patio posterior, en conexión visual con la zona verde y el borde del río.

Las viviendas son de una gran sencillez, extremadamente compactas, y responden a un sencillo esquema de dos crujías separadas por los elementos de comunicación, situando los espacios servidores, excepto los dormitorios menores de la planta segunda, en la fachada de acceso, y volcando los espacios vivideros (salones y dormitorios principales) hacia el jardín posterior y el paisaje.

Planos (© Estudio José Luis Rodríguez Gil):

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